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El fin de año y la maratón de las mediciones empresariales

Foto del escritor: Sofía BarreraSofía Barrera

Se acerca el fin de año, y es el momento en que muchas empresas entran en modo de “evaluación total”. Comienza la maratón de medir desempeño, clima, y otros indicadores para tener una radiografía de su talento. Pero ¿cuánta profundidad tienen estas mediciones? ¿Realmente alcanzan a captar lo que impulsa y motiva a cada persona en su trabajo diario? La realidad es que el ADN cultural de una organización no puede ser confinado a un formulario o una evaluación estandarizada, porque lo que define la cultura y los resultados está en el propósito auténtico de cada individuo. Su verdadera esencia radica en la autenticidad de las personas, en aquello que las motiva, las impulsa y les da sentido. 


A menudo, las empresas intentan reflejar su identidad a través de manuales o valores corporativos, pero ¿cuánto de esa esencia logra captarse realmente en métricas? 


¿Han oído hablar del Ikigai? Este concepto japonés, cuya traducción aproximada es “razón de ser”, representa aquello que da sentido y propósito a nuestra vida. El Ikigai se encuentra en la intersección de lo que amamos, lo que hacemos bien, lo que el mundo necesita y por lo que nos pueden pagar. Aunque tradicionalmente se aplica a nivel personal, este enfoque puede inspirar también a las organizaciones a considerar el propósito individual de cada miembro de su equipo, conectando las aspiraciones de los empleados con los objetivos de la empresa para construir una cultura más significativa y humana.


Este modelo nos impulsa a ver más allá de la productividad, hacia un espacio donde el propósito de cada persona se conecta con el colectivo. Cuando las organizaciones abrazan esta visión, no solo encuentran resultados en cifras, sino que construyen un espacio de trabajo en el que cada talento puede ver su impacto, en el que cada detalle importa y en el que, al final del día, todos pueden sentirse parte de algo más grande. 


A menudo, las organizaciones buscan reflejar su cultura organizacional a través de manuales y valores corporativos, pero la verdadera esencia del ADN muchas veces queda eclipsada por métricas y objetivos que no siempre captan la realidad del talento. Cuando pienso en el Ikigai aplicado al ámbito organizacional, me pregunto: ¿Qué tan conscientes son las empresas del propósito personal de cada miembro de su equipo? ¿Cómo se alinea ese propósito con los valores y metas de la organización? Estas son preguntas que pocas veces se hacen, pero que tienen el poder de cambiar radicalmente la dinámica laboral.


La cultura organizacional es más que un conjunto de principios; es la suma de las motivaciones, pasiones y valores de las personas que forman parte de ella. Sin embargo, muchas empresas evalúan su ADN sin considerar lo más importante: la realidad del estado emocional y motivacional del talento. A menudo, las organizaciones creen que con encuestas de satisfacción y programas de bienestar pueden capturar el estado del equipo, solo tocando la superficie. Cada talento tiene su propio Ikigai, su razón personal para estar ahí, y si las empresas no prestan atención a eso, pierden la oportunidad de construir una cultura verdaderamente alineada. No se trata solo de productividad, sino de crear un entorno donde el trabajo tenga un significado más profundo. Me he dado cuenta de que muchos de los problemas de cultura organizacional que he observado a lo largo de mi carrera tienen que ver con esta desconexión entre el propósito personal y el profesional. Les dejo este secreto: Los talentos no solo buscan un salario; buscan significado. Quieren sentir que lo que hacen tiene un impacto, que están contribuyendo a algo más grande. 


Todos los cambios empiezan con preguntas. ¿Qué me gusta hacer? ¿Qué hago bien? ¿Qué necesita el mundo de mí? ¿Por qué me pagan? Cuando las organizaciones adoptan este tipo de enfoque, empiezan a hacer preguntas más profundas sobre su cultura.


El ADN organizacional, no es algo que se pueda definir de una sola vez. Es un proceso continuo de descubrimiento y alineación. Las empresas que entienden esto son las que logran no solo resultados financieros, sino también una cultura sólida y resiliente, donde cada miembro del equipo encuentra su propio sentido dentro de la organización.


¿En tu organización se están haciendo las preguntas correctas? ¿Qué están haciendo para hacer que el trabajo tenga más significado para ellos? !Dejen de medir tanto y empiecen a preguntar mas, les juro que se van a encontrar con ese famosos ADN que para tantos es un misterio!

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